Queridos alumnos terrícolas:
Mi último viaje durante este
curso ha tenido como objetivo conocer la Península Ibérica en la época de las
colonizaciones. He viajado por la Hispania del milenio I a.C. y he comprobado
que civilizaciones como la griega, la cartaginesa o la fenicia, así como la
cultura indoeuropea, contactaron y se mezclaron con las indígenas del
territorio hispano, dando como resultado
un crisol de culturas irrepetibles, un cruce de caminos histórico que
enriqueció esta zona.
En realidad, esta etapa se
enmarca dentro del final de la Edad de los Metales y el principio de la Edad
Antigua, lo que significa el tránsito de la Prehistoria y la Historia, por lo
que tenéis que recordar que estáis estudiando un periodo de límites
cronológicos imprecisos y tambaleantes.
Las infiltraciones indoeuropeas por los pirineos fueron continuas y dilatadas en el
tiempo. Se trataba de pueblos herederos de la conocida cultura de Campos de
Urnas del Bronce final, y tienen su origen en el norte de Europa. Eran
comunidades de campesinos y ganaderos con estructuras sociales complejas. Construían sus poblados en zonas aptas para el
cultivo y buenos aptos. Trajeron a Hispania, sobre todo, una nueva forma de
afrontar el gran dilema de la muerte: la incineración de los difuntos en
necrópolis. Además diseñaban con habilidad una rica cerámica. Y si hay algo que
dejaron al mezclarse con la población indígena fue su lengua, la indoeuropea.
Desde el mediterráneo oriental
llegaron a vuestra península griegos y fenicios. Y desde el norte de áfrica los
cartagineses. Estas tres culturas se interesaron por el marco geoestratégico de
Hispania, así como de la riqueza de sus minas, así que durante un milenio
ocuparon las costas del arco levantino español y se introdujeron con más o
menos éxito. La fase es conocida por los historiadores como el periodo orientalizante.
Los griegos, por ejemplo, establecieron colonias en el norte de la península y
en el sur. Desde Focea, haciendo escala en la colonia de Massalia (Francia),
fundaron Malaka, Emporion o Rhodes. Los fenicios, procedentes de Fenicia,
actual Líbano, llegaron en el siglo IX a.C y fundaron diversas colonias entre
las que sobresalió Gades (Cádiz) en el 800-750 a.C. Y los cartagineses,
procedentes de Cartago, colonia fenicia en el actual Túnez, crearon colonias
muy activas como Ibiza, cuyo auge comercial se desarrolló del siglo V al III
a.C. No obstante su emplazamiento fundamental fue Cartago Nova, eje a partir
del cual organizaron su colonización a mediados del I milenio.
Además de un
vitalismo comercial sin precedentes en la zona, estas culturas trajeron riqueza
y aportaciones fantásticas: nuevos
cultivos, como el olivo y el esparto, el torno del alfarero con el que se expandió
una cerámica de más calidad, la acuñación de monedas, clave para el desarrollo
comercial, el alfabeto, ya sea el fenicio y, posteriormente, el griego, y restos
artísticos tan importantes como los sarcófagos antropoides de Cádiz, el tesoro
fenicio de Aliseda o la ciudad griega de Ampurias.
Sin lugar a dudas, estas
civilizaciones conectaron con los grupos indígenas del Hierro final y
estimularon su fortalecimiento en este lugar del mediterráneo occidental. Tal es el caso de Tartessos. El misterio, las hipótesis y los debates son extensos en
este capítulo de la historia, pero resumiremos: Tartessos es el nombre con el
que los griegos conocieron a los primeros pobladores de la península meridional.
Ellos hablaron de una cultura que abarcaba las actuales provincias de Huelva,
Cádiz, Málaga y Sevilla. Pero tengo que deciros que el aspecto de la Andalucía
de hace 3000 años era muy diferente. He podido comprobar cómo se trata de una civilización
sofisticada y rica, próspera y mercantil, influida por las culturas orientales.
Vivían en terrenos del litoral, en islas que ya desaparecieron, alrededor del
antiguo Lago Ligustino y se adentraban hasta las sierras más escarpadas. Utilizaron
la minería con gran destreza y la labor mercantil los hizo famosos en el
mediterráneo. Conocemos hoy algunos vestigios de su antigua cultura, como el
Tesoro del Carambolo o el Bronce Carrizao. Su origen y su final quedan entre la
bruma de lo fantasmagórico.
El tiempo pasó y alrededor del
Siglo VI a.C. Hispania se presenta como un entramado de diferentes culturas y
poblados más o menos homogéneos. Íberos en el arco levantino y Celtas en el
oeste y el norte. Herederos de Tartessos los primeros y de las infiltraciones
indoeuropeas los segundos.
POSITIVOS ESPECIALES
· Investiga sobre estas piezas escultóricas y explica su origen, la cultura que las realizó, el material empleado, qué o a quíen representan, y su posible funcionalidad.
Saludos desde Saturnilópolis...